Lisbeth Fernández deslumbra en Premios Soberano

Lisbeth ha enfocado sus intervenciones en la transformación personal y espiritual.
Vestida con una creación exclusiva de Melkis Díaz, directora de RD Fashion Week, Lisbeth brilló con elegancia y propósito.
Foto proporcionada por MS Agency

Vestida con una creación exclusiva de Melkis Díaz, directora de RD Fashion Week, Lisbeth brilló con elegancia y propósito.

En una noche llena de glamour, arte y talento, Lisbeth F.G., reconocida por ser la primera mujer cristiana en competir por el título de Miss Universe Cuba, acaparó todas las miradas en la alfombra roja de los Premios Soberano 2025, celebrados en el emblemático Teatro Nacional Eduardo Brito, de la República Dominicana.

Su presencia en la gala no solo destacó por su estilo impecable, sino por el poderoso mensaje que representa: la armonía entre la fe cristiana, la belleza y el liderazgo femenino en espacios de gran visibilidad.

Una misión de fe más allá de las pasarelas

Graduada en Diseño de Interiores por la Universidad de Miami y formada en Teología en el Seminario Bautista de Nueva Orleans, Lisbeth combina su vocación espiritual con una destacada trayectoria profesional.

Ha liderado proyectos creativos para marcas globales como Christian Dior, Bottega Veneta, Disney, Starbucks, Mango, Neiman Marcus y Macy’s, entre otras.

Ahora, desde una nueva plataforma, asegura que su propósito es llevar un mensaje de fe a través de los certámenes de belleza. Más allá del título, Lisbeth afirma querer representar a la comunidad cristiana mundial, que reúne a más de dos mil millones de personas.

“Hasta ahora, ninguna mujer se había propuesto ser la voz de esta comunidad en una plataforma universal como Miss Universo. Quiero ser la reina que rompa con el prejuicio de que la fe y la belleza no pueden coexistir”, expresó con convicción.

Inspiración para una nueva generación

Como conferencista y líder juvenil, Lisbeth ha enfocado sus intervenciones en la transformación personal y espiritual, promoviendo un mensaje claro: el cambio comienza desde el exterior, pero se consolida en el interior.

 “Mi objetivo no es representar solo a Cuba. Es representar a todo el que se identifica con la fe, con los valores, con la esperanza de un nuevo comienzo”, afirmó Lizbeth.

Recientemente, animó al público a romper con los esquemas mentales que limitan su crecimiento, e hizo un llamado a abrazar una visión de vida con propósito y valentía. Con cada paso, Lisbeth Fernández demuestra que la belleza también puede ser una herramienta de impacto espiritual y social, y que una corona puede representar mucho más que estética: puede ser un símbolo de transformación, identidad y fe.

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